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El complejo y fascinante mundo que habita las tierras de cultivo

Por: Divulgación-CIMMYT
10 de septiembre de 2019
Científicos y técnicos del CIMMYT, junto con colaboradores, realizan recorridos por las parcelas de productores de Veracruz para brindar asesoría sobre el manejo de plagas y malezas.
Por: Teresita de Jesús Cano Villegas, José Rausel Ovando Galdámez y Abel Jaime Leal González.
Agosto de 2019.

Acayucan, Ver.- Comprender cómo son las relaciones y los ciclos de vida de los organismos —plantas, animales, hongos, etc.— que habitan o están relacionados con las tierras de cultivo permite hacer un manejo de plagas y malezas más efectivo y sustentable. El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) promueve prácticas innovadoras que buscan cambiar el enfoque de combatir las plagas y malezas por el de restaurar el equilibrio biológico en las parcelas.

Los entomólogos —que estudian a los insectos—, biólogos y agrónomos son algunos de los especialistas que investigan y desarrollan prácticas para el manejo de plagas y malezas. El CIMMYT y otras instituciones con las que colabora cuentan con reconocidos investigadores en este campo, entre ellos el doctor Fernando Bahena, del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), y el doctor Ravi Singh, científico del CIMMYT.

La filosofía del CIMMYT es poner la ciencia al servicio de los productores, por lo que el Hub Golfo Centro realizó —junto con los doctores Bahena y Singh, técnicos y colaboradores— diversas visitas de acompañamiento a las parcelas de productores que han implementado prácticas sustentables en los municipios de Acayucan y San Andrés Tuxtla, Veracruz, en los cuales se han presentado diversos problemas con plagas y donde el uso de productos altamente tóxicos para contrarrestarlas han puesto en riesgo la salud de los productores y sus familias.

Los especialistas conversaron con los productores sobre los beneficios de asociar y rotar cultivos, práctica que protege la superficie cultivada de plagas y malezas, además de aportar nitrógeno al suelo, mejorar los rendimientos y hacer más eficientes las parcelas. De acuerdo con los investigadores, cacahuate, garbanzo, frijol y ajonjolí son algunas de las especies que en la zona permiten obtener estos beneficios.

Gracias a estas visitas que promueve el Hub Golfo Centro, del CIMMYT, los productores aprendieron a realizar muestreos en cultivos de maíz para determinar la presencia de plagas como el gusano cogollero (Spodoptera frugiperda), así como a armar, colocar y dar seguimiento a las trampas con feromonas (una herramienta económicamente accesible y ambientalmente sustentable para manejar dicha plaga).

La intención de estas visitas es favorecer el desarrollo de las capacidades de los productores; brindarles alternativas para utilizar productos menos dañinos para la salud y de menor impacto ambiental; y —sobre todo— resaltar la necesidad de abandonar la idea de eliminar plagas y malezas para transitar hacia su manejo integral y sustentable, el cual parte de la comprensión del complejo y fascinante mundo que habita las tierras de cultivo.

 

Las parcelas, un campo de batalla en miniatura

Los seres vivos estamos conectados de muy diversas maneras. La alimentación es una de ellas: las plantas obtienen nutrientes del suelo —y del aire— y constituyen el alimento de muchos organismos que, a su vez, son el alimento de otros. No importa si se es herbívoro o carnívoro, todos somos comida para algún ser vivo. Incluso los grandes depredadores —el ser humano incluido—, al morir, alimentan el suelo, y no de manera metafórica.

En un gramo de suelo hay millones de microorganismos que degradan la materia orgánica muerta, liberando sus nutrientes para que las plantas los aprovechen y crezcan. Estos microorganismos (bacterias, hongos microscópicos y algas, entre otros) constituyen la parte viva del suelo, por eso, un suelo fértil contiene una población adecuada de estos diminutos seres vivos. En este sentido, se podría afirmar que las quemas agrícolas “matan” el suelo.

En otro plano de la diversidad biológica de las tierras de cultivo están los insectos. Si se mira bien, una parcela es una jungla en miniatura: hay insectos que se comen los cultivos —las plagas—, otros que se comen a las plagas —los depredadores— y otros que son polinizadores —como las abejas—, y aunque estos últimos son benéficos, con frecuencia corren la misma suerte que las plagas, porque los insecticidas no distinguen entre uno y otro. Se trata, siguiendo esta perspectiva, de daños colaterales muy costosos.

Incluso las propias plantas, que parecen inalterables e inofensivas, libran sus propias batallas en las parcelas, pues compiten por luz, agua, espacio y nutrientes. Las plantas de cultivo, por ser el resultado de un proceso de mejoramiento artificial, muchas veces no pueden competir contra las plantas invasoras: las malezas. Sin embargo, se pueden rotar y diversificar los cultivos para reducir el impacto negativo de plagas y malezas; al haber mayor diversidad, se favorece —por ejemplo— la presencia de los enemigos naturales de las plagas.

El estudio de estas relaciones que establecen los organismos vivos en su búsqueda de recursos ha permitido desarrollar diversos enfoques sustentables para el manejo integral de plagas y malezas. Estos nuevos enfoques buscan cambiar la idea de que es necesario combatirlas o exterminarlas; en su lugar, promueven su manejo agroecológico, el cual aprovecha el conocimiento derivado de la observación de las relaciones y los comportamientos de los organismos vivos para restaurar el equilibrio biológico en las parcelas.

Si quieres conocer más sobre Manejo Agroecológico de Plagas y Manejo Integrado de Malezas, síguenos en nuestras redes sociales y suscríbete al Boletín EnlACe para que estés informado sobre las actividades de divulgación y capacitación que constantemente realiza el CIMMYT a lo largo del país.

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